El crecimiento de las monedas digitales es un fenómeno que se encuentra cada vez más presente en el Uruguay. Por ende, el Banco Central de Uruguay (BCU), atreves su programa de innovación financiera Nova BCU, presente un escrito que tiene como objetivo el preparar el terreno frente a una posible normativa en la materia en dicho país.
Bajo el nombre de “Marco conceptual para el tratamiento regulatorio de los activos virtuales en Uruguay”, el BCU cumple sus finalidades más importantes, que es mantener la estabilidad de precios, regular y supervisa el funcionamiento del sistema de pagos y el sistema financiero del país sudamericano.
Fue realizado a través de un intercambio con el sector financiero, con proveedores de servicios de activos virtuales, empresas de software, estudios jurídicos, consultoras, organismos públicos, representantes de la academia y reguladores de otras jurisdicciones.
Se explica el marco conceptual sobre la categoría de los distintos instrumentos y sus operativas. “Dado el rápido desarrollo de los instrumentos conocidos como ‘activos virtuales’ y su creciente operativo tanto a nivel global como doméstico, se considera necesario dar mayor certidumbre y claridad sobre este fenómeno y sus consideraciones normativas, con el objetivo de que su desarrollo en el mercado local, así como su utilización en los distintos servicios financieros sean seguros”, expresa el documento.
Haciendo referencia que los activos virtuales “podrían constituir una fuente importante de riesgo para la estabilidad de precios y financiera, comprometiendo los objetivos de promoción de la solidez, solvencia, eficiencia y desarrollo del sistema financiero y de pagos”.
El BCU añade que a pesar de que la incorporación de los activos virtuales en “su escala actual y su relacionamiento con el sistema financiero formal es relativamente bajo, la creciente atención y el explosivo crecimiento en los últimos tiempos a nivel mundial determinan su inminente atención a nivel doméstico”.
Por lo mismo, advierte que sin un marco eficiente de protección, “potenciales fraudes y estafas utilizando activos virtuales, así como ataques cibernéticos, podrían dejar expuestos a inversores y usuarios poco sofisticados a pérdidas de importancia (tanto desde el punto de vista económico, como también en materia de datos personales)”.
Entre otros riesgos, el BCU menciona la propia reputación del banco en caso de no tomar acción o de tomar un enfoque regulatorio inadecuado, el lavado de activos y el financiamiento de acciones terroristas. Por otra parte, los beneficios de la regulación incluyen “un correcto uso de los activos virtuales” para “la eficiencia e interoperabilidad de los mercados de valores y sistemas de pago”.
“Como es el caso ante escenarios de avance tecnológico, la incertidumbre es alta y la materialización de tales ganancias dependerá de los usos que realice la industria en modelos de negocio concretos. Establecer reglas claras, balanceadas y proporcionales a los riesgos identificados resultará determinante para que la incorporación de estos instrumentos se dé en un marco de riesgos controlados, considerando la protección de los usuarios y orientada al sano desarrollo de los mercados”, declara el BCU.